Por Juan Iramain para DIRCOMS Net.
Entrevista a Alejandro Catterberg, experto en opinión pública.
"Entre los dos grupos radicalizados exite una mayoría silenciosa, que no está representada en la agenda política", señala el Presidente y cofundador de Poliarquía Consultores, que es uno de los analistas políticos y de opinión pública más reconocidos de la Argentina. "Acá y en todo el mundo son las minorías las que dominan el debate político", analiza.
—¿Cómo está el estado de opinión pública en la Argentina en este momento y cómo se compara con otros períodos? —Hay niveles de pesimismo fuertes. Sin embargo, las preguntas que medimos desde hace años sobre cómo la gente ve la economía, su situación personal, etcétera, no muestran los niveles de pesimismo que tenía la gente en el último año y medio del gobierno de Macri, cuando era aún mayor. Hay que decir que estamos ya en los peores niveles de humor social de los doce años de kirchnerismo. Es comparable a lo que sucedió durante la crisis del 2008 y 2009, con la caída de Lehman Brothers, una sequía muy importante que afectó al campo, la radicalización del gobierno que lo llevó a pelearse con medios independientes y finalmente a perder las elecciones.
—¿Qué expresa la grieta? ¿Quiénes están representados ahí? —En medio, entre los dos grupos radicalizados, está la gran mayoría silenciosa. Les llamamos los “ni ni”, como los que ni estudian ni trabajan: son ni Macri ni Cristina. Hace unos años la sociedad se dividía en tres tercios. Ya no es así. Ahora hay un 25% que se identifica con el populismo nacionalista de izquierda vinculado a la figura de Cristina Kirchner, un 20 o 25% que expresa lo opuesto a eso, y el resto, que ya no es un 30 sino más del 50%, que está en el medio. La avenida del medio se convirtió en una gran autopista. Sin embargo, acá y en el resto del mundo las minorías intensas son las que dominan el debate público. La mayoría tiene unas prioridades que están desatendidas por la agenda política, que suele enfocarse en las minorías intensas.
—¿Hay alguna fuerza política que tome la representatividad de esa gran autopista del medio? —Un dato positivo es que en las elecciones del año pasado se consolidó claramente un bipartidismo o, mejor dicho, un bicoalicionismo. El resultado de la elección muestra el mayor porcentaje sumado de las dos principales fuerzas políticas desde 1983. Eso habla sobre todo de la consolidación de un frente que represente a las clases medias urbanas, que era inexistente desde la crisis del 2002 hasta el 2014, cuando se armó Cambiemos. Es positivo que la oposición concentre el 40% de los votos, gobierne varias provincias, domine la legislatura de la provincia de Buenos Aires, tenga una fuerte representatividad en el Congreso y figuras que son alternativas de poder. La coalición peronista-kirchnerista es muy heterogénea. Un riesgo es que la crisis se profundice dramáticamente y que la mayoría silenciosa deje de ser silenciosa y haga tambalear al sistema.
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