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MEDIOS E INSTITUCIONES: BLINDAJE DE LA DEMOCRACIA

Por Juan Iramain para DIRCOMS Net. Las inversiones se acercan a los países que ofrecen previsibilidad, reglas de juego claras y estables, respeto a las instituciones. No basta el contrapeso de los tres poderes del Estado. Se necesitan otros dos factores clave: medios de comunicación robustos e instituciones intermedias sólidas. Terreno de los profesionales de asuntos públicos.

La función cívica de los asuntos públicos. Las democracias se fortalecen con medios de comunicación libres, ideológicamente variados: más voces, más representatividad de las minorías, más control de los poderes del Estado. CNN, NBC y ABC obligan a Trump a andar con algo de cuidado, como Fox y el Wall Street Journal lo hacían con Obama. Lo mismo en nuestras pampas o en cualquier otro país.

Las democracias también se hacen más sólidas si las instituciones intermedias lo son. Las asociaciones profesionales, las cámaras empresariales, las universidades, las ONGs, los think tanks y otras formas asociativas –también los partidos políticos– moderan la asimetría entre el Estado y el individuo, o entre el Estado y la empresa. Instituciones intermedias más fuertes: kryptonita para el autoritarismo.

No se trata sólo de proteger la reputación de las empresas, sino de mantener saludable el ecosistema social, político y económico en el que operan:

  • Inversión publicitaria. La vieja escuela intercambiaba pauta por favores. Polémico. La versión republicana de esa práctica propone apoyar a medios y periodistas independientes para asegurar la pluralidad de voces, sin otra contraprestación que contribuir a su independencia del gobierno. El que sea. Y mejorar así el clima de negocios.

  • Cámaras empresariales. El más obvio de sus objetivos es defender los intereses de un sector. Cuanto más poder tienen, menor es el riesgo de arbitrariedades en su contra. La fórmula: participación activa y financiamiento. Y alianza con otras: la unión hace la fuerza.

  • Asociaciones profesionales. Desde la Edad Media, los viejos gremios sirvieron para fortalecer a los individuos que, solos, eran débiles frente al señor feudal. Hacia adentro, generan capacitación y ayuda mutua. Hacia afuera, si no son endogámicos, thought leadership.

Los profesionales de los asuntos públicos hacen algo más que proteger la reputación y el marco regulatorio de las empresas para las que trabajan. De algún modo contribuyen a blindar la democracia. O pueden hacerlo.





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